He vuelto de las vacaciones, y este año hemos ido 15 días de alquiler a un apartamento en la costa levantina... primera linea de playa, piscina, pistas de pádel y chiringuito incluidos en la urbanización... vamos a priori un paraíso (cobrado a precio de paraíso, todo hay que decirlo).
Sin embargo lo que parecía iban a ser días de felicidad se vieron empañados por una figura que yo desconocía pero que existe... los autodenominados "Propietarios" (osea los que no son escoria alquilada y pueden disfrutar de su "cárcel de oro" cuando les salga de los güibols).
Esta gentuza, (que creen haber salido directamente de una novela de aristócratas victorianos cuyo título podría ser "O sea... Sentido y Sensibilidad"), seguramente de Septiembre a Junio lleven una vida tan miserable como la del resto, pero en los meses de verano rivalizan entre ellos por aparentar ser los más "cool", los más "perfectos", los que visten a los niños con más hackets, los que llevan a la interna con más pinta de primate... en fin, la palabra patéticos les iría bastante al pelo.
Si bien es cierto que en la urbanización la mayoría era gente bastante normal, esta minoría llamativa centraban la atención. Era fácil reconocerlos.
Ellos: Cuando no llevan el uniforme del pádel (que además de todo muy "pádel lobb" se complementa con cintas para las rodillas, muñequeras y demás), llevan polos con muchos colores y números que podría llevar cualquier poligonero-pastillero (es que la línea es muy fina) y bañadores de esos de padre muy por encima de la rodilla, siempre Hackett (yo creo que los compran al por mayor para que les hagan precio)
Ellas: Kaftan vaporoso con Bikini de diseño (cada día uno distinto... menudo fondo de armario), sombrero (las más osadas se atreven con el borsalino... ¡¡guau que atrevidas!!)... y muy importante: la carita maquillada (natural pero que se note) y unas gafas de sol grandes que nunca se quitan ni siquiera para bañarse (cuando nadan, para que no se les estropee el brushin y la base de maquillaje, van con el pescuezo estirado como la que se está asomando todo el día).
De los niños mejor no hablar: criaturas maleducadas que se pasan las horas haciendo el cafre en la piscina, con la única compañía de las internas que las vigilan complacientemente sentadas a la sombra, en conciliabulo digno de una corte inca.Yo no vi casi nunca a esos niños jugando con sus padres... y nunca con sus madres.
Como muestra una frase que oí a uno de estos fenómenos: "Me voy a hacer un poco de Spinning que por la noche tenemos la fiesta ibicenca"... sin comentarios.
En fin, porrita eléctrica para todos ellos. Por mi parte se pueden meter por el orto su mundo de ficción estival... y sus vanos intentos de gritar al mundo "lo-felices-que-somos-con-nuestro-puto-apartamento-del-que-no-podemos-salir".
Eso sí... pedazos de coches que se veían... en el fondo os confieso que es envidia malsana.