
No me refiero al que tiene un problema serio, que pobrecito él. Sino al de la monserga que parece que le ha mirado un tuerto y sufre mucho por bobadas sin importancia. Además ya no es de lo que se queja (que por ahí jurídicamente no tienen ningún fundamento) sino de como se queja... con una vehemencia que parece que le va la vida en ello.
El otro día leí tras el desastre del Tsunami en Japón, que los japoneses no lloran (o al menos intentan no llorar) en público porque "exteriorizar el sufrimiento implica cargar de energía negativa a quienes nos quieren o simplemente nos rodean". Quizá sea un poco excesivo, sobre todo con la que tienen encima. Pero una cosa es mostrar tus sentimientos... que es muy humano. Y otra muy distinta, dar la tabarra al que tienes al lado por gilipolleces, coño.
Siendo benevolente, puedo entender cierta necesidad de desahogo con el prójimo, pero con ciertos límites... Yo creo que lo hacen como si fuera un conjuro y que piensan que si se quejan mucho, una fuerza divina le resolverá el problema... pero mientras eso sucede... crean un mal rollo que te cagas.
Lo jodido del caso es que este blog en le fondo es un lamento continuo de un tio coñazo...En fin: los pájaros se tiran a las escopetas.
1 comentario:
A la peña le mola lo de crear malos rollos. Se sienten importantes.
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